Tenía muchas ganas de ver esta película por dos simples razones. En primer lugar estaba la historia. Una muerta que no está muerta o tal vez si. Trágica y dramática, pero interesante. Y la otra razón era, por supuesto, Christina Ricci.
Mi debilidad por esta actriz me viene de niño, de cuando empezó a hacer papeles serios (no olvidemos que era la niña de «Casper»). Recuerdo The Opposite of Sex, en la que interpretaba a la lolita que siempre ha sido. En esa misma película, por cierto, tenemos a un «Leonard» (The Big Bang Theory) homosexual y con la misma cara de pardillo de la actualidad.
La película te tiene con el corazón en un puño durante su hora y 45 minutos, y te preguntas una y otra vez si el tipo de la funeraria (Liam Neeson), es un asesino o si de verdad puede hablar con los muertos. Pero lo mejor de la cinta es volver a ver a la pálida Christina, con esos ojos gigantes como de manga japonés.
De modo que ya solo puedo añadir una cosa: hasta luego Lindsay Lohan. Hola de nuevo Christina.
SamRiesgo 