Esta maldita serie me está haciendo perder decenas de horas de mi precioso tiempo (puede que no tanto, son episodios de 20 minutos), pero me está encantado por su planteamiento y el valor que demostraron sus guionistas.
Lo que me atrae tanto de esta serie es su confianza en si misma. No hay nada que les impida innovar y llevar las situaciones al extremo. Pueden hacer que un personaje permanezca en segundo plano haciendo cosas impresionantes (estúpidas, en la mayoría de los casos), o hacer el episodio de Navidad utilizando únicamente stop motion.
Arriesgarse así, dedicando episodios completos a frikadas impresionantes es lo que me lleva a seguir viéndola. Temas extraños y planteamientos realmente novedosos, introducciones espectaculares y una grandísima coherencia que no compromete la innovación. Es una pena que la serie terminase en su tercera temporada, pero al menos llegó a hacerse.
Pero claro, todo esto no son más que palabras vacías. Tenéis que verla.